Economía y finanzas

Silver economy: un mercado en crecimiento para la inclusión financiera

La Silver Economy es una oportunidad para la inclusión financiera. Conoce cómo la banca puede adaptarse a un segmento que crece.

En una región donde el envejecimiento poblacional avanza sin freno y donde el sistema financiero aún se resiste a mirar más allá de los segmentos tradicionales, la llamada silver economy —o economía plateada— se posiciona como una oportunidad latente para la innovación, la inclusión financiera y la sostenibilidad del sistema bancario.

Este fue el eje de uno de los paneles del III Congreso Latinoamericano de Banca Sostenible e Inclusiva, organizado por la Asociación de Bancos Múltiples de la República Dominicana (ABA) y la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban), donde expertos de la Corporación Financiera Internacional (IFC), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Citi República Dominicana debatieron sobre cómo transformar la mirada de la banca hacia un segmento demográfico que crece, envejece… y se queda fuera.

¿Quiénes conforman la economía plateada?

Según datos compartidos durante el panel por Miguel Baruzze, director de Operaciones del BID, en 2020 había alrededor de 90 millones de personas mayores de 60 años en la región, lo que representaba un 13% de la población. Para 2030 se proyecta que este grupo alcance el 17%, y para 2050 podría rozar el 25%.

En República Dominicana, si bien la proporción aún es inferior al promedio regional, la tendencia de crecimiento también es clara: en 2010, solo el 5% de la población tenía más de 65 años; en 2023, ya alcanzaba un 8%. Esto implica un incremento de más del 50% en poco más de una década.

José Etchegoyen, líder del Programa de Silver Economy para América Latina en IFC, fue enfático: “Si esperamos a que este grupo llegue a los 65 años para intervenir, estamos llegando tarde”. Bajo la definición adoptada por la Unión Europea, la Silver Economy abarca a personas desde los 50 años en adelante. Es un grupo que se divide en tres etapas, cada una con realidades y necesidades financieras distintas, pero ignoradas sistemáticamente por la banca tradicional:

  • Pre-pensional (50-65 años)
  • Pensional activa (65-75 años)
  • Pensional pasiva (75+ años)

¿Qué dicen los datos sobre inclusión financiera?

“En países como República Dominicana, no solo no creció el acceso al crédito para la población mayor de 65 años: disminuyó”, alertó Etchegoyen. Según datos citados del IFC, en 2019 el 13% del crédito comercial se destinaba a mayores de 65 años; en 2023, ese número cayó al 8%. En crédito de consumo, la caída fue del 10% al 7%. Esto, en un país que —como el resto de la región— enfrenta un proceso de envejecimiento acelerado, con una tasa de natalidad por debajo del nivel de reemplazo (1.4 hijos por mujer), lo cual anticipa una creciente presión demográfica.

“Los datos no son solo para saber qué está ocurriendo, sino para poder actuar”, afirmó Baruzze. “La población está preocupada. En República Dominicana, el 30% de las personas mayores de 25 años teme no contar con los recursos suficientes para enfrentar la vejez. Esa cifra es superior al promedio regional, que ronda el 22%”.

El BID, explicó Baruzze, ha diseñado un marco específico para abordar la economía plateada, que se estructura en torno a cuatro pilares:

  • Cuidado
  • Empleo
  • Emprendimiento
  • Finanzas

A través de este enfoque, buscan promover conocimiento, desarrollar ecosistemas de soluciones y generar redes de colaboración, como la que mantienen con Felaban y ABA. Además, hizo énfasis en la necesidad de levantar información de calidad sobre esta población, muchas veces invisibilizada en las encuestas nacionales.

¿Por qué suelen ser ignorados, según IFC?

En esa línea, Etchegoyen señaló que dentro de la banca solo áreas específicas como wealth management o seguros miran a este grupo con interés, usualmente cuando ya tiene activos acumulados. “La banca comercial tradicional no los mira. No les interesa. Pero eso es un error”, afirmó. Según el IFC, se trata de un grupo con alto nivel de responsabilidad financiera, menor nivel de morosidad y, en muchos casos, acceso a activos como propiedades.

Entonces, ¿por qué no se actúa? En parte, por falta de datos y visión estratégica, pero también por sesgos arraigados. Etchegoyen advirtió que “hay una subestimación del retorno financiero que puede generar este segmento”. El problema no es de viabilidad, sino de narrativa.

La economía plateada como oportunidad económica

Pero el envejecimiento no es solo un desafío social: también es una oportunidad económica. Desde la perspectiva del BID, el tema no es solo financiero sino estructural. Señaló que los bancos multilaterales y los gobiernos deben promover esquemas de financiamiento, regulación e innovación para incentivar la inclusión de este grupo. “No es solo ofrecerles un producto, es rediseñar cómo entendemos sus necesidades y cómo medimos el riesgo”, expresó.

Etchegoyen, por su parte, subrayó la necesidad de que las entidades financieras redefinan su forma de segmentar clientes. “Los bancos tradicionalmente clasifican a sus clientes por nivel de ingreso. Pero hay algo que todos vamos a ser algún día: clientes silver. Y es la única segmentación que aplica para todos”, dijo. “Debemos empezar a diseñar productos con esta población como centro, porque es el segmento que más está creciendo”.

En línea con esta visión, María Guerra, vicepresidenta de Negocios Gubernamentales de Citi, advirtió que la Silver Economy impacta múltiples frentes: desde la estructura de la pirámide poblacional hasta los sistemas de pensiones y el diseño de productos financieros. “Estamos ante una transformación que compromete la sostenibilidad económica de nuestras sociedades. Si no actuamos ahora, estaremos reaccionando tarde ante retos previsibles”, sostuvo.

Desde el banco que representa aportó una visión más institucional: “La transformación tiene que partir desde adentro de las organizaciones. No se trata de un producto más, sino de una nueva manera de entender la sostenibilidad”. Guerra destacó que la agenda de inclusión no puede excluir a quienes han sido protagonistas del desarrollo económico y que hoy enfrentan barreras para mantenerse financieramente activos.

“Hoy, América Latina envejece. Y si no actuamos ya, vamos a tener un sistema financiero que no se adapta, y un grupo creciente de personas que queda fuera del sistema justo cuando más lo necesita”, concluyó Etchegoyen.

¿Qué se necesita para avanzar?

Los panelistas coincidieron en que no basta con adaptar los productos existentes: se requiere un rediseño estructural de políticas, servicios y modelos de negocio. Baruzze apuntó que, además del acceso al crédito o a servicios financieros, hay que pensar en mecanismos de protección frente a riesgos específicos. “Las personas mayores enfrentan deterioro cognitivo, aislamiento, dependencia. Son más vulnerables a estafas, y estos delitos muchas veces no se denuncian. Debemos revisar marcos jurídicos, hacer más eficientes los sistemas de denuncia, y promover la protección efectiva de este grupo”, argumentó.

Si algo dejó claro el panel es que el enfoque en la economía silver no debe verse como una causa social, sino como una estrategia de negocio. Hay datos, hay mercado, hay demanda. Falta decisión.

José Etchegoyen, Miguel Baruzze  y María Guerra
José Etchegoyen, Miguel Baruzze  y María Guerra
Explora otras publicaciones

Llevemos esto a tu bandeja de entrada

Recibe nuestro boletín con recursos como artículos, guías y videos.