La transparencia es un pilar fundamental para el desarrollo sostenible del sector financiero, especialmente en un contexto de creciente escrutinio público y aumento de las exigencias de los “stakeholders”.
En el país, la evolución de la transparencia en la banca ha sido notable, impulsada por mejoras regulatorias y tecnológicas, y un mayor compromiso con la sostenibilidad. Sin embargo, existe espacio para seguir avanzando con el fin de consolidar estas iniciativas y maximizar su impacto en la confianza de los “stakeholders” y la competitividad del mercado en su conjunto.
Los reportes integrados surgen como la próxima etapa en esta evolución, combinando información financiera y no financiera en un formato accesible y coherente, diseñado para satisfacer las demandas de los diferentes grupos de interés (IIRC, 2013a).
El rol de la transparencia como catalizador de la confianza
La transparencia no es solo una obligación; es una ventaja estratégica para las entidades de intermediación financiera que buscan posicionarse como líderes en el mercado. Históricamente, el sector financiero dominicano ha enfrentado desafíos significativos en esta área que han devenido en crisis financieras y prácticas comunicativas fragmentadas o desagregadas.
Sumado a esto, encontramos otros factores que juegan una incidencia considerable en detrimento de la confianza, como son los bajos niveles de educación financiera, pues tenemos un alto porcentaje de la población con un conocimiento limitado sobre productos y servicios financieros, lo que dificulta que comprendan la información y documentación disponibles y tomen decisiones informadas. Y la brecha digital o generacional trae consigo falta de acceso tecnológico para gran parte de la población, complicando la distribución, acceso y comprensión de los reportes.
Dentro de los avances más recientes logrados en materia de transparencia en el país, y que han contribuido a reducir los efectos de los factores previamente mencionados, tenemos:
Mejoras regulatorias: la Ley de Mercado de Valores y el Reglamento de Gobierno Corporativo emitido por el Consejo Nacional de Valores han establecido estándares más claros para la divulgación de información en el mercado de valores. Varias de las entidades de intermediación financiera son emisoras y una cotiza sus acciones en bolsa, publicando tanto hechos relevantes como informes de gobierno corporativo.
Publicación de informes de sostenibilidad: algunas instituciones han comenzado a integrar aspectos sociales y ambientales en sus reportes, siguiendo estándares internacionales como los Principios de Banca Responsable (Rivera, Zorio & García, 2016).
Tecnologías de la información: el uso de plataformas digitales ha mejorado el acceso y la comprensión de la información financiera y no financiera. De hecho, la gran mayoría de los reportes e información de la banca los encontramos disponibles en sus respectivas páginas webs.
A pesar de estos avances, la información sigue siendo extensa, compleja y publicándose de manera fragmentada o desagregada, lo que dificulta su comprensión y reduce su impacto positivo en la confianza e interés de sus potenciales lectores. En este sentido, si queremos enmarcar la razón del esquema de publicación desagregada que tenemos hoy en día, el mismo proviene de una realidad de nuestro contexto de operación local, pues los reportes responden a regulaciones que vienen de por sí divididas, según el regulador (Superintendencia de Bancos, Banco Central de la República Dominicana, Superintendencia del Mercado de Valores), el tipo de entidad (banca múltiple, cooperativas, etc.) y el tipo de materia (reportes independientes de Gobierno Corporativo, Riesgos, Cumplimiento y Sostenibilidad).
Adoptar un estándar uniforme de información simplificaría automáticamente el cumplimiento normativo y reduciría las inconsistencias y duplicidades. Adicionalmente, la implementación de un mismo estándar facilitaría las auditorías, pues el uso de indicadores reconocidos hace la información más creíble y fácil de verificar, tanto para auditores internos como externos, debido a la calidad de los datos reportados y la reducción del riesgo por malinterpretaciones.
Además, desde un punto de vista de buena gobernanza y transparencia, otro beneficio del establecimiento de un reporte consolidado bajo un mismo estándar es que el tratamiento de la información a compartir no solo es fidedigno, sino también conciso, relevante y oportuno. Publicar un exceso de información, o datos triviales o extemporáneos, puede ser contraproducente al interés y preferencia del lector y del público objetivo de estos reportes. Otra arista interesante que ocupa mencionar es que, al seguir un estándar, este obliga a la entidad a publicar la información, sea esta o no positiva respecto de la entidad, especialmente si el reporte está sujeto por el proceso de verificación o aseguramiento del estándar por terceros profesionales.
Los reportes integrados: una nueva dimensión en transparencia
Representan un paso más allá de la publicación actual de reportes financieros y de sostenibilidad, al unificar todos los aspectos relevantes de la gestión bancaria en un solo documento. Esta herramienta no solo beneficia a las instituciones financieras que preparan estos reportes, sino que también refuerza la transparencia y la confianza del mercado en las mismas, por las siguientes razones:
● Hacia el mercado: robustece la claridad y accesibilidad de la información, al unificar en un solo reporte los diferentes documentos que se publican actualmente; simplifica el lenguaje técnico, haciéndolo comprensible para diversas audiencias y además se produce toda la información al mismo corte, evitando la posibilidad de discrepancias (Ronél & Elsamari, 2014). Asimismo, permite la posibilidad de comparar la información contenida en los reportes de los bancos, mientras que la estandarización de la información y los indicadores facilita a los lectores una evaluación objetiva de las métricas y acciones de las distintas entidades del sector (Churet & Eccles, 2014).
● Hacia el sistema financiero: permite la reducción de posibles riesgos reputacionales y crisis, al proporcionar información coherente y confiable que ayuda a mitigar los riesgos asociados con la percepción pública, pues edifican mejor a la audiencia al respecto de la empresa, su evolución y actuar. Igualmente, permite establecer en la “psiquis” de los lectores, en tiempos de no crisis, su discurso corporativo (Hoque, 2017). Por otro lado, es un impulso contundente a la bancarización, ya que la transparencia que brindan puede fomentar la confianza de los posibles clientes no bancarizados en el sistema financiero, al mermar directamente la desconfianza que pudiera tener y/o arrastrar el lector (Martínez, 2022).
Es importante destacar que los reportes integrados promueven el “pensamiento integrado,” una metodología que alinea las decisiones estratégicas con los valores y objetivos organizacionales (IIRC, 2013a). Esto trae consigo diferentes beneficios a lo interno de las entidades, al romper los silos de la información y brindar autoconocimiento a los empleados que trabajan en su preparación.
En otras palabas, es un enfoque centrado en alinear todos los aspectos de la gestión organizacional, desde la estrategia financiera hasta los impactos sociales, ambientales y de gobernanza, en una visión holística y cohesiva del negocio y apuntando al largo plazo.
Esto permite a las organizaciones comprender cómo interactúan sus diferentes áreas, recursos y capitales para crear valor agregado. De lo anterior, se desprende una mejora de la toma de decisiones, al integrar información clave de todos los departamentos y, por ende, una mejor comprensión del impacto y priorización de sus decisiones en el corto, mediano y largo plazo.
A nivel global, encontramos casos de éxito de entidades como Bancolombia y Banco Santander, los cuales han demostrado cómo la adopción de reportes integrados puede fortalecer la confianza de los inversionistas y mejorar la percepción pública. En el país, Gerdau Metaldom se convirtió en la primera empresa dominicana en publicar un RI, marcando un hito en la transparencia corporativa. Este ejemplo destaca la viabilidad de implementar estas prácticas en el contexto dominicano (Rivera, Zorio & García, 2016).
Al pasar al ámbito bancario local, no existe aún una entidad que haya implementado un reporte integrado, lo cual podría deberse a obstáculos naturales de su implementación. Sin embargo, esto también se presenta como una oportunidad única que permitiría liderar la región en transparencia e innovación.
Dentro de los retos se pueden identificar:
- La ausencia de regulaciones específicas en la materia, ya que no existe un marco normativo que exija la adopción de reportes integrados en la República Dominicana (Junta Monetaria Dominicana, 2015); y tampoco existe regulación en el ámbito financiero o fuera de este, que reglamente la publicación de información no financiera.
- La literatura nos indica que podría presentarse una resistencia institucional, pues en general y en diferentes latitudes, algunas empresas perciben los reportes integrados como una carga administrativa, en lugar de una inversión estratégica (Eccles, Krzus & Ribot, 2015).
- La implementación de los reportes integrados conlleva un costo inicial y/o inversión en capacitación y tecnología (Hoque, 2017).
- Si profundizamos en las oportunidades que trae consigo la implementación de los reportes integrados, ciertamente vemos un resultado neto positivo y alentador que nos invita como sector a abocarnos a la tarea de su implementación:
- Posicionamiento estratégico: ser pioneros en la adopción de los reportes integrados puede diferenciar a las instituciones como líderes en sostenibilidad y transparencia.
- Fortalecimiento de la confianza: una mejor comunicación con nuestros “stakeholders” puede mejorar la percepción del sector y aumentar la bancarización; lo que representaría una base de clientes más grande, mayor actividad bancaria y un aumento de los beneficios.
- Atracción de inversiones extranjeras: la estandarización y claridad en los reportes pueden atraer más capital al mercado local, pues no solo facilitan su lectura y comprensión para los “stakeholders” locales, sino también para los internacionales, que están acostumbrados a estos estándares y metodologías de información.