-

¿Una nueva guerra arancelaria? Implicaciones globales y riesgos para la República Dominicana

Picture of Shajira Nazir Adams

Shajira Nazir Adams

Decana del Área de Economía y Negocios del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC)

Las guerras arancelarias han sido una constante en la historia económica mundial, implementadas con la intención de proteger industrias nacionales y corregir desequilibrios comerciales. Sin embargo, la experiencia histórica evidencia que tales medidas suelen provocar represalias y tensiones económicas globales. Un ejemplo emblemático es la Ley de Aranceles Smoot-Hawley de 1930, que incrementó significativamente los aranceles en Estados Unidos, desencadenando represalias de socios comerciales y contribuyendo a una contracción del comercio mundial durante la Gran Depresión.

En abril de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, implementó una serie de aranceles con el objetivo de reducir déficits comerciales y fomentar la producción interna. Estas medidas incluyeron un arancel del 10% sobre todas las importaciones, con tasas más elevadas para países con los que Estados Unidos tiene déficits comerciales significativos, como China, que enfrentó aranceles de hasta 125% adicionales al 20% existente. Además, se reimpusieron aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio.

Efectos inmediatos

La reacción de los mercados financieros fue inmediata y negativa. El índice S&P 500 experimentó una caída significativa, reflejando la preocupación de los inversores por el aumento de costos de importación. Sectores intensivos en comercio internacional, como el tecnológico e industrial, sufrieron pérdidas de capitalización significativas.

Simultáneamente, el oro, activo tradicional de refugio, superó los US$3,200 por onza troy, alcanzando su valor más alto en la historia reciente, impulsado por el temor a una desaceleración económica global y por compras masivas de bancos centrales asiáticos.

En contraste, el petróleo experimentó una caída del 7%, reflejo de la percepción de una menor demanda global ante un eventual enfriamiento de la economía mundial. Este descenso, aunque riesgoso para países exportadores netos, representa un alivio transitorio para economías importadoras como la República Dominicana, que podría ver reducida su factura petrolera.

Implicaciones ambivalentes

Las implicaciones para la economía dominicana son ambivalentes. Por un lado, el alza en los precios del oro augura mayores ingresos por exportaciones, dado el peso del sector minero en las cuentas externas. Por otro, los mayores aranceles en EE.UU. y la contracción en el comercio internacional podrían afectar negativamente nuestras exportaciones no mineras, en particular textiles y manufacturas, además de reducir los flujos de inversión.

Frente a este panorama, economistas de instituciones financieras internacionales han expresado su preocupación por el impacto de estas políticas proteccionistas. Han recomendado a economías emergentes fortalecer su resiliencia comercial mediante la diversificación de mercados y el robustecimiento de acuerdos bilaterales y multilaterales. Para la República Dominicana, el momento exige una diplomacia comercial más activa, políticas fiscales prudentes que canalicen los excedentes mineros hacia inversión productiva y mecanismos de cobertura para mitigar riesgos en el mercado energético.

Este artículo forma parte de la serie Reconfiguración del comercio mundial, publicado en la 6ta. edición de la Revista ABANCE.

Este artículo pertenece a la Revista ABANCE