Cuando hablamos de disrupción, instantáneamente viene a la cabeza la posibilidad de hacer un proceso, un producto o un servicio de una forma totalmente diferente a la que por mucho tiempo hemos estado acostumbrados. Nunca antes esta palabra había sido tan utilizada como en la década en la que vivimos, pues la acelerada transformación digital por la que atravesamos no solo ha puesto de moda el término, sino que se ha materializado tangiblemente en la forma en la que hacemos tareas cotidianas en nuestras vidas, como, por ejemplo, “ir al banco”.
Hasta hace muy poco, era necesario ir a un banco de forma física, para hacer nuestras transacciones o procedimientos, como la apertura de nuevos productos financieros, la compra de un vehículo o la adquisición de una vivienda, por solo citar algunos.
En este preciso contexto, toma cabida la disrupción de los servicios financieros con una propuesta concebida para responder a las exigencias de usuarios cada vez más demandantes, que ya no quieren visitar una sucursal y para los cuales el celular y el banco se vuelven sinónimos. En este nuevo paradigma, no se hace necesario ir al banco de forma presencial, sino que cada ciudadano cuenta con su banco en todo lugar y momento. No obstante, este no es un proceso que ocurre de forma automática, más bien, requiere de importantes inversiones en tecnología de punta que sirvan de soporte a cada trámite o servicio.
Onboarding y firma digital
Tecnologías como el onboarding digital permiten identificar a una persona de forma inequívoca a través de un canal digital, brindando a las entidades de intermediación financiera las posibilidades de validar la identidad de un cliente mediante el uso de biometría con igual o mayor nivel de confianza que en un entorno presencial. Esta tecnología es fácilmente integrable con listas negras y listas de personas políticamente expuestas, lo que facilita ampliamente los procesos de debida diligencia en el marco del combate contra el lavado de activos y el financiamiento al terrorismo.
Por otro lado, otorgar el consentimiento de un trámite se hace cada vez más simple con la integración de la firma digital cualificada en los procesos financieros, con la certeza de que el cliente que se encuentra firmando es realmente la persona que dice ser. La firma digital cualificada no solo agiliza los procesos, sino que también fortalece la seguridad en las operaciones bancarias. Esta innovadora solución permite la identificación inequívoca y la integridad de los documentos electrónicos, asegurando que no hayan sido alterados y proporcionando un rastro de auditoría confiable.
Este nivel de confiabilidad se torna crucial en un entorno donde la ciberseguridad es una prioridad, en procura de la protección tanto de las entidades financieras como de sus clientes ante posibles fraudes y riesgos asociados. La adopción de la firma digital no solo beneficia a las instituciones financieras en términos de eficiencia y seguridad, sino que también responde a una creciente demanda de los usuarios, esos que ya no conciben el concepto de “ir al banco” y que prefieren experiencias bancarias más ágiles y flexibles, que les permitan realizar todas sus transacciones desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Las múltiples ventajas de la transformación
Para el modelo de negocios bancario, este esquema supone un profundo cambio en la forma de generar nuevos productos y servicios, en la interacción con los clientes, en la seguridad legal y tecnológica, así como en el perfil de los ejecutivos y colaboradores que implementan estas transformaciones. La adopción de esta nueva forma de interacción representa también una apuesta por el desarrollo social y el bienestar de las personas. Al reducir el costo marginal de agregar un nuevo cliente, se amplían las posibilidades de inclusión financiera. Por las evidentes ventajas en tiempo, costo y seguridad, onboarding y firma digital crean nuevos activos intangibles que maximizan la experiencia de los usuarios financieros con muy pocas líneas de código.
Sin embargo, como toda disrupción o transformación, se generan muchas inquietudes estratégicas, legales y tecnológicas, generalmente derivadas de la natural resistencia al cambio ejercida por los seres humanos frente a todo nuevo proceso.
En este contexto, la ABA apuesta a los servicios de confianza con una infraestructura de servicios especializados para que el sector financiero pueda llevar a un entorno digital todos los procesos que antes se hacían en la sucursal de un banco y haciendo que pasemos del concepto de “ir al banco” a “abrir el banco” sin ningún tipo de excepciones.
Desde ABA, no solo promovemos la adopción de onboarding o firma digital, sino que también contamos con una plataforma de asesoramiento y apoyo para la implementación efectiva de estas soluciones en el ámbito financiero. De esta forma ayudamos a los bancos a gestionar el cambio organizacional, obtener las autorizaciones de los reguladores correspondientes, al tiempo que les brindamos apoyo estratégico en el entrenamiento o re-entrenamiento de las personas en la organización.
Un futuro digital y sostenible
Hoy, podemos decir que estamos poniendo en manos de nuestros bancos las herramientas para diseñar, probar y poner en operación nuevos productos y servicios financieros digitales en pocos días, sin la necesidad de incurrir en grandes inversiones de infraestructura y con las garantías de un adecuado cumplimiento regulatorio.
En ABA, estamos convencidos de que el futuro de la banca es hoy, es digital y es sostenible, por lo que todos nuestros servicios han sido pensados para que se pueda transferir valor a unos usuarios financieros cada vez más demandantes y empoderados, con expectativas de recibir servicios ágiles y personalizados, a los cuales les importan las acciones en materia de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente.
Basados en estos principios, nuestros servicios de confianza se complementan con las estrategias de sostenibilidad que desarrollan las entidades de intermediación financiera, ayudando a reducir el consumo de papel e impulsando la adopción de servicios sostenibles en los procesos internos. Como resultado, obtenemos acciones cuantificables que aportan valor a las estrategias de descarbonización de los servicios financieros.
Otra importante ventaja de nuestros servicios de confianza es que han sido pensados para todos los dominicanos, situación que replantea el relacionamiento del sistema financiero con una diáspora que es amplia y dinámica. Una muestra reciente de ello ha sido la firma del contrato de hipoteca en un entorno digital, lo que abre las posibilidades para que la banca dominicana genere nuevas líneas de negocio con valor agregado y costos significativamente menores para los dominicanos que residen en el extranjero y que desean mantener activos los vínculos con su tierra, tanto los sentimentales como de tipo económico y financiero.
En esta era de transformación digital, presenciamos una revolución sin precedentes en la manera en que concebimos y accedemos a los servicios financieros. La disrupción ha redefinido la experiencia del usuario, llevando a la banca desde las sucursales físicas hasta los dispositivos en nuestras manos. La ABA ha sido pionera en la promoción de servicios de confianza que no solo agilizan las transacciones, sino que también garantizan la seguridad en un entorno ciberseguro.
Estamos ante un momento crucial en el que el banco ya no es un lugar al que debemos ir, sino una experiencia omnicanal y personalizada, moldeada por la innovación y el compromiso con la sostenibilidad. Estamos ante un nuevo capítulo donde las barreras se desdibujan y los beneficios de la inclusión financiera se expanden. A través de la tecnología y del compromiso, estamos trazando un futuro financiero que empodera a cada dominicano, generando oportunidades sin límites y construyendo una banca a prueba de disrupción, donde el acceso, la seguridad y la sostenibilidad se entrelazan para el beneficio de todos.