De garantías a oportunidades: instrumentos para una inclusión financiera de las mipymes

Picture of Sovieski Naut

Sovieski Naut

Gerente de Economía Digital y PYMES de la ABA.

Hablar de inclusión financiera en República Dominicana no es un tema meramente económico, es hablar de oportunidades para todos, es crear condiciones favorables al crecimiento, desarrollo y bienestar para cientos de miles de familias y empresas mipymes.

Según datos recientes de la Encuesta Nacional de Inclusión y Educación Financiera (ENIEF 2023), un 55% de la población dominicana posee al menos un producto financiero formal; si bien esto representa un avance frente al 51% reportado en 2019, aún revela que casi la mitad de la población permanece excluida o subutiliza los beneficios del sistema financiero formal.

Este panorama se torna particularmente preocupante, al considerar que el 38.1% de la población tiene ingresos inferiores a RD$13,700 mensuales y que alrededor del 56% continúa recibiendo sus pagos en efectivo, lo que evidencia un amplio margen para fortalecer el acceso al crédito y generar inclusión financiera real. Es aquí donde cobra importancia crítica la creación de un robusto ecosistema de garantías adaptado a las necesidades específicas de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).

Oportunidades con nombre de mipymes

Las micro, pequeñas y medianas empresas tienen un peso importante frente a esta visión de oportunidades para todos a la que hacemos referencia arriba, pues representan aproximadamente un 98% del parque empresarial dominicano. Emplean de forma directa o indirecta aproximadamente un 65% de la fuerza laboral total y su aporte estimado al producto interno bruto (PIB), al cierre del año 2018 fue de un 40%, según las estimaciones de la OCDE.

A pesar del importante peso relativo que tienen las mipymes en nuestra economía, significativas brechas limitan el crecimiento y aporte económico del sector, solo por citar algunos casos: la productividad promedio de las mipymes dominicanas está muy alejada de su potencial, 9 de cada 10 microempresas son informales, solo un 23% de las exportaciones totales proviene de una mipyme y existe una limitada adopción tecnológica que restringe la innovación y las posibilidades de generar bienes de alto valor agregado.

En este mismo tenor, alrededor de un 25% de las mipymes se encuentran “parcialmente restringidas” para acceder a créditos formales, lo que quiere decir que no cuentan con un acceso adecuado a productos financieros de acuerdo con sus necesidades a corto, mediano y largo plazo.

Acceso al crédito formal

En las economías de renta media alta, como es el caso de la República Dominicana, casi el 80% del capital social de las empresas consiste en activos muebles, como maquinaria, equipos y cuentas por cobrar, y es menos probable que las pequeñas y medianas empresas tengan acceso a activos fijos como terrenos o edificios. Este escenario deja al sistema financiero formal pocas herramientas para otorgar préstamos que cumplan con las regulaciones vigentes y que cuenten con las garantías adecuadas, por otro lado, deja a las mipymes sin las herramientas necesarias para acceder a créditos formales, limitando su competitividad en el mercado y fomentando la oferta de créditos informales.

Reducir las trabas para el acceso al crédito formal de las mipymes no solo puede ser la puerta de entrada para solucionar las demás limitaciones enfrentadas por el sector, sino que puede ser la respuesta para dar un salto en términos de productividad, formalidad y distribución de la riqueza a nivel nacional.

Un ecosistema de garantías no es una propuesta abstracta ni futurista: se trata de un conjunto coordinado de instrumentos legales y financieros diseñados para facilitar el acceso al crédito formal. Este sistema estaría compuesto por elementos como un fondo nacional de garantías, sociedades de garantía recíproca, leasing y factoring.

Garantía recíproca

Por ejemplo, las sociedades de garantía recíproca permiten a grupos de mipymes acceder a avales colectivos, reduciendo significativamente la necesidad de garantías individuales y facilitando que empresas dentro de cadenas productivas accedan a crédito con mejores condiciones. Imagina un grupo de pequeños productores agrícolas que, mediante este mecanismo, pueden adquirir maquinaria avanzada de procesamiento, aumentando así su capacidad productiva y competitividad en el mercado.

Leasing

El leasing o arrendamiento financiero, por su parte, ofrece a las mipymes la posibilidad de adquirir maquinaria o equipos modernos sin asumir los elevados costos iniciales de compra y depreciación, mejorando sus procesos productivos. Por ejemplo, una pequeña fábrica textil podría renovar regularmente sus equipos para mantenerse competitiva sin comprometer excesivamente su flujo de caja.

Factoring

Asimismo, el factoring es una herramienta clave para las mipymes que venden a crédito, permitiéndoles convertir rápidamente sus cuentas por cobrar en efectivo. Esto es particularmente útil para empresas con ciclos prolongados de cobro, como proveedores del sector turístico, que pueden obtener liquidez inmediata para mantener sus operaciones y seguir creciendo.

El fondo nacional de garantías complementa estos instrumentos compartiendo los riesgos del crédito con instituciones financieras y multilaterales. Este mecanismo permite, por ejemplo, que una empresa emergente en el ámbito tecnológico pueda acceder a financiamiento inicial crucial, respaldado por el fondo, para desarrollar soluciones innovadoras.

La reciente puesta en marcha del Sistema Electrónico de Garantías Mobiliarias en República Dominicana complementa estas herramientas, permitiendo usar activos como equipos industriales, inventarios, cuentas por cobrar y activos intangibles como garantías, democratizando aún más el acceso al crédito.

Un compromiso

Desde la Asociación de Bancos Múltiples de la República Dominicana (ABA), estamos comprometidos con la adopción de estos mecanismos mediante alianzas estratégicas, capacitación especializada y acompañamiento integral a las mipymes. Cada crédito otorgado es una oportunidad para transformar realidades, generar empleos de calidad y reducir la informalidad que aún limita nuestro potencial económico.

El camino hacia una inclusión financiera total se encuentra frente a nosotros. Es ciertamente un desafío, pero sobre todo es una oportunidad histórica para lograr un crecimiento inclusivo que distribuya bienestar por toda nuestra geografía nacional. Posiblemente, esta sea una de las mayores contribuciones que desde la banca podemos hacer para alcanzar la meta de duplicar nuestro PIB hacia el 2036, fijada por el sector público. Desde ABA continuaremos impulsando iniciativas concretas que construyan un modelo económico más justo, innovador y resiliente, mientras seguimos buscando activamente aliados dispuestos a la co-creación de un futuro de inclusión financiera total.

Este artículo pertenece a la Revista ABANCE