Por: Liliany Martínez, Comunicaciones ABA
La bancarización se refiere al grado de acceso y el nivel de uso de los productos y servicios bancarios formales, por parte de las personas o empresas, sean estas cuentas de ahorro, préstamos, tarjetas de crédito y débito, inversiones, entre otros.
Este término está íntimamente relacionado con el de inclusión financiera, pues ambos tienen como objetivo lograr el mejor acceso a los productos que ofrecen las entidades financieras. Sin embargo, según explica Katherine Cabral, economista senior de la Asociación de Bancos Comerciales de la República Dominicana (ABA), su diferencia radica en que para que los individuos o negocios puedan considerarse bancarizados es necesario no solo poseer uno de estos artículos bancarios, sino mantener una utilización activa de los mismos, realizando distintas operaciones como, por ejemplo, ahorrar en una cuenta, pago de servicios, envío o recibo de remesas y transferencias.
Estadísticas del Global Findex del Banco Mundial destacan que el porcentaje de la población adulta en República Dominicana con una cuenta de ahorro en una institución financiera formal pasó de 54% en 2014 a 55% en 2017.
Estos niveles de bancarización se han visto favorecidos tanto por la aplicación de la tecnología en el sistema financiero, como por la implementación de diversas políticas por parte de las autoridades y los representantes del sector bancario en busca de, cada vez más, acercar sus servicios a la población.
Ejemplo de esto ha sido la creación de los Subagentes Bancarios, que son establecimientos comerciales o empresas formales no bancarias (farmacias, colmados, ferreterías, gasolineras, supermercados, etc.) que se asocian con las entidades financieras permitiendo a los usuarios realizar en estos lugares determinados movimientos bancarios. Este proyecto ha ayudado especialmente a aquellos sectores o localidades con poca o ninguna presencia de instituciones financieras, logrando así que un mayor número de personas cuenten con acceso a dichos servicios.
Otra de las iniciativas ha sido la llamada Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, desarrollada por el Banco Central de la República Dominicana, que tiene como fin promover la consolidación de un sistema financiero más inclusivo, abierto, accesible y transparente.
Desafíos
Promover una mayor educación y cultura financiera, principalmente para la población de menores recursos, es uno de los principales desafíos para fomentar aún más los niveles de bancarización en el país.
Sin embargo, ya existen varias propuestas que desarrollan de manera conjunta el Banco Central de la República Dominicana, las entidades financieras e instituciones públicas y privadas, como la de incluir en el currículo escolar la materia de educación financiera en los niveles primario y secundario para concienciar sobre el manejo de las finanzas personales desde temprana edad.
Además de esto, se deben realizar esfuerzos- tanto del sector público como del privado- para afianzar las acciones y programas contenidos en la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera, así como la creación de mecanismos que incentiven el mayor acceso a la población al sistema financiero formal.
Beneficios
Ha quedado demostrado que la bancarización trae consigo múltiples beneficios para las personas, elevando principalmente su calidad de vida.
El estar bancarizado/a permite manejar de buena manera las finanzas personales o empresariales, manteniendo un récord de la entrada y salida del dinero en las cuentas. Adicionalmente, también se va creando un historial crediticio que ayuda en la obtención de otros productos financieros.
‘’La evidencia indica que la inclusión de más personas en el sistema financiero formal, a través de una cuenta de ahorro o de un crédito, facilita a los hogares y a las empresas alcanzar mayores niveles de inversión, consumo, manejar mejor sus riesgos, estabilizar sus patrones de consumo y aumentar sus niveles de ahorro’’, resalta la economista senior de la ABA.
Esta dinámica no solo es beneficiosa para las personas de manera individual, sino que por igual impacta positivamente en el crecimiento económico del país, contribuyendo a una mejor distribución del ingreso y la disminución de la pobreza.