A lo largo del desarrollo del ser humano ocurren innumerables cambios a nivel personal, familiar y profesional según el momento de la vida en el que se encuentre. Esto también pasa con sus propósitos y necesidades financieras, definido por varios autores como el Ciclo Financiero de la Vida.
A pesar de que no se coincide mucho en las edades exactas para cada fase de dicho ciclo, debido a la variedad de realidades de los individuos, sí se tienen algunas estimaciones de los distintos requerimientos económicos en cada una, además de productos y servicios bancarios que constituyen un apoyo para su desenvolvimiento.
Destaca Manuel González, director técnico de la Asociación de Bancos Comerciales de la República Dominicana (ABA), que durante esta evolución de las finanzas es importante poseer una buena educación financiera que contribuya en la toma correcta de decisiones; conociendo previamente sobre los productos bancarios, ya sean tarjetas de crédito, préstamos o de inversión, y las condiciones que se adecuen a los objetivos que se persiguen.
Etapas del Ciclo Financiero de la Vida
Para la primera etapa, llamada fase de dependencia, se debe establecer una base para fomentar la buena formación financiera, orientada principalmente a una cultura de ahorro, pues la mayoría de los gastos que se generan en este tiempo son asumidos por un tercero. Una de las herramientas utilizadas para impulsar este hábito son las alcancías o también las cuentas de ahorros infantiles que ofrecen algunas entidades financieras.
En la segunda etapa o fase de construcción se inicia la independencia financiera. Las personas tienden a ser más productivas económicamente debido a los ingresos que reciben de sus primeros empleos. Se busca incrementar los ahorros con miras a lograr metas propias (como la compra de un carro) o familiares (como la creación de un patrimonio), para lo que se opta por abrir una cuenta de ahorro en un banco. También algunos comienzan a adquirir responsabilidades financieras como las líneas de crédito -a través de una tarjeta de crédito- con el objetivo de ampliar su liquidez o hacer frente a imprevistos que puedan surgir.
Seguida está la fase de ampliación, donde se incrementan los ingresos, quizás por la experiencia laboral o el pluriempleo (dos o más trabajos), al igual que se presentan aumentos del gasto por la adquisición de bienes esenciales. Aquí se supone la búsqueda de financiamientos o préstamos, preferiblemente en una entidad bancaria, para realizar algunas inversiones semejantes a la compra de una vivienda o la creación de un negocio propio.
En la siguiente, fase de consolidación, se va concluyendo con algunas de las responsabilidades financieras y la construcción del patrimonio, estabilizando así la entrada y salida del dinero. Esto se debe a que la fuerza laboral también va en disminución en este tiempo, por lo que se recomienda que el tema del ahorro comience a enfocarse con miras a la jubilación, pudiendo elegir instrumentos bancarios como, por ejemplo, los planes de pensiones.
La última etapa del ciclo financiero de la vida es denominada fase de retiro. En ella es donde se alcanza la autonomía financiera y cuyo disfrute dependerá del comportamiento y la planificación económica que se haya tenido en las fases anteriores, dado que los ingresos pudieran ir en descenso. En cierto modo, se vuelve a ser dependiente, esta vez de lo acumulado en los ahorros o de las inversiones que fueron realizadas.
Es por todo lo anterior que se debe tener en cuenta que, independientemente de las necesidades económicas y las finalidades que tienen las personas, mantener una cultura del ahorro y poseer un buen conocimiento sobre las finanzas son los elementos comunes y esenciales para lograr el mejor desarrollo del ciclo financiero.