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De lo real a lo digital: la transición hacia el Metaverso

La primera vez que se hizo mención del concepto metaverso fue en 1992, cuando el escritor estadounidense Neal Stephenson lo refirió en su novela Snow Crash, al describir una especie de espacio virtual colectivo compatible y convergente con la realidad. Treinta años después, y lejos de ser parte de una película de ciencia ficción, la realidad tridimensional del metaverso está casi materializada; y se puede hacer un énfasis en “casi”, pues el metaverso aún no existe, está siendo creado.

 

Grandes empresas están dando los primeros pasos en el mundo del metaverso, elaborando acuerdos para crear una gran red donde los protocolos sean estándar y las empresas puedan conectarse entre sí. No obstante, ya existe la antesala: los “proto metaversos” (combinación de prototipos + metaverso), instancias que serán predecesoras de este entorno virtual en donde los seres humanos tendrían interacciones sociales y económicas, a través de avatares en un ciberespacio.

 

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El sector financiero no estará exento de esta realidad aumentada, afirma David Fica Jaque, fundador y CEO de Siempre Games, una empresa de eSport y Gaming reconocida internacionalmente, al exponer su visión las plataformas de la Asociación de Bancos Múltiples de la República Dominicana (ABA).

 

El metaverso se convertirá en la siguiente experiencia del usuario, asegura Fica, pues las empresas tradicionales tendrán que adaptarse y adecuarse a lo que piden las personas y no al revés.  En este caso, señala se trata de ofrecer una experiencia similar o enriquecida desde lo que ya existe.

 

Fica hace una mirada atrás en lo que ha sido este proceso del Metaverso para explicar cómo el metaverso nació en juegos como Minecraft, Roblox y Fortnite, emulando la realidad en el mundo digital con el uso de un avatar. Es ahí donde comienza la experiencia de vincular un mundo virtual de una forma más enfocada en compartir con otras personas, es decir, con un enfoque más social.  

 “Vamos a ver un nuevo desarrollo de tecnología que hasta el momento no se había visto, donde las personas van a tener una mayor injerencia. Van a poder tomar más decisiones”, afirma Fica. No cabe duda de que los individuos seremos el eje central del metaverso.

 

Expone que, para lograrlo, el primer paso debe ser un servicio al cliente con una experiencia diferente y pone como ejemplo una oficina bancaria con un personal representado con avatares.

El avatar, el imprescindible gemelo virtual para navegar en el metaverso

 

El avatar será la representación de una persona común en el mundo virtual y es fundamental para poder comunicarse e interactuar con otras personas dentro del metaverso, sostiene David Fica.

 

Señala que, si bien hoy en día se pueden hacer muchas cosas a través de videollamadas, por mencionar un ejemplo, estas carecen de un aspecto de cercanía con las personas que sólo podemos encontrar al tener una representación virtual en llamadas en tercera dimensión. Básicamente, en el metaverso se podrán replicar los espacios físicos que pueda tener una empresa, sostiene. 

 

“En el mundo de las tecnologías nacientes no hay ejecutivos seniors, la mayoría son personas jóvenes, por lo que hay mucho desconocimiento de la parte tributaria y contable. El metaverso no va a reemplazar lo que realmente deben hacer las empresas, sino que, como realidad aumentada, con tecnología, va a complementar y facilitar muchas actividades para el usuario común”.

Sin embargo, afirma que será una experiencia de ensayo y error, pues son los perfiles jóvenes los que tendrán la oportunidad de desenvolverse, gracias a que manejan tecnologías que las personas de mayor edad no han podido dominar por distintos motivos. Para él, la clave es asumirlo como un reto de innovación en las empresas.

Hace salvedad de que “es imposible encontrar algo nuevo si nadie tiene la capacidad de buscarlo. Si no lo buscamos, no lo vamos a encontrar”. Entonces, indica que el primer paso es invertir en innovación, sabiendo que hay cosas que no se pueden inventar, sino que las tenemos que descubrir porque ya están ahí, en el medio ambiente, entre las personas y la cultura popular y “solo resta atreverse y salir a encontrarlas”, concluye.