Aparqué el vehículo bajo un frondoso árbol en el mismo campo de fútbol al que había llevado a mi pequeño JJ. Mientras le esperaba extraje del bulto el ordenador portátil, acomodé los teléfonos y encendí una “chapita” que cargo, un internet que mete rápidamente a todos mis dispositivos móviles en la gran teleraña mundial.
En una hora respondí diez correos y atendí cinco llamadas telefónicas de trabajo, produje dos textos para mis clientes, realicé tres contactos relevantes en mis habituales gestiones de medios, concluí una propuesta-cotización que alguien me había pedido y subí contenidos tanto a mi cuenta de twitter como a otra corporativa que está a mi cargo.
Además, realicé mi frecuente monitoreo de medios y redes para estar atento a los contenidos relacionados con nuestro sistema bancario y financiero, que diariamente desemboca en un instrumento para toma de decisiones: un resumen de noticias relevantes y con enlaces referenciales servido a las 6:00 de la mañana a ejecutivos bancarios.
Mientras realizaba mi trabajo, de vez en cuando echaba una vista al campo y disfrutaba de las embestidas feroces de JJ detrás de la bola en la búsqueda febril de uno de sus mayores momentos de felicidad: un gol.
Me pregunté si es necesario que tantas personas, quienes contribuyen con los grandes entaponamientos y dispendio de combustibles, estén recluidas en burocráticos espacios de oficinas consumiendo energía eléctrica, agua, café, alimentos, gastando papel de baño, materiales y suministros, para ofrecer servicios que la tecnología facilita con altos niveles de productividad.
Quizás sin darnos cuenta asistimos a la era de la nueva oficina, que podría estar en cualquier parte, con sus componentes humanos dispersos en términos espaciales, pero integrados en estrategias, propósitos y políticas, haciendo más productivas y viables las empresas y hasta dedicando más tiempo de calidad a la familia en favor de una mejor sociedad.
Artículo del Sr. Víctor Bautista, publicado en el periódico El Día, en la columna “Vía Contraria”. Lunes 28 de enero de 2013.