Más que cualquier otro en los últimos años, el informe sobre el “estado de la unión” pronunciado el martes por el presidente Obama estuvo dominado por asuntos de tipo económico, aunque temas políticos y militares también fueron tocados.
Reiteró varias de sus propuestas anteriores, en particular el aumento de impuestos a los más pudientes, anunció el inicio de negociaciones para un pacto atlántico de libre comercio y propuso un programa de 50 mil millones de dólares para reconstruir puentes y carreteras, a fin de reducir la alta tasa de desempleo, todavía en 7.9%, uno de los problemas más persistentes de su administración.
No sería su primer programa de estímulo vía gastos públicos, pues en sus primeros cuatro años de gobierno implementó otro, de US$787 mil millones, el cual no tuvo el efecto esperado sobre el empleo.
Propuso además aumentar el salario mínimo de US$7.25 a US$9.00 la hora, comentando que las ganancias corporativas se han disparado hacia arriba, pero que los salarios casi no han variado. No mencionó, sin embargo, que la causa principal del auge de los beneficios y las ganancias de capital ha sido la política monetaria seguida por el gobierno, que ha sacrificado a los depositantes bancarios y a los adquirientes de bonos para promover el incremento de precio de las acciones.
De especial interés para los dominicanos, Obama exhortó al Congreso a que apruebe la reforma de las leyes de inmigración, lo que podría permitir que unos 11 millones de indocumentados accedieran a la ciudadanía estadounidense.
Ya que estaban bajo un mismo techo el presidente, el vicepresidente, el Congreso y la Suprema Corte, a un miembro del gabinete se le prohibió asistir al evento, como sucede desde los 1950. Se le mantiene alejado, en esta ocasión al Secretario de Energía, para que asuma el gobierno si un ataque militar o terrorista destruyera el capitolio durante el discurso.
Artículo del Sr. Gustavo Volmar, publicado en el periódico Diario Libre, en la columna “Global y Variable”. Viernes 15 de febrero de 2013.